Lisha Ramón logra preacuerdo para cumplir en probatoria sentencia por agresión y Ley de Armas

 


La jueza Wanda Cruz Ayala, del Tribunal de San Juan, citó para el 24 de julio a una vista para dictar sentencia contra Lisha Adarquiris Ramón Mejías, de 22 años, quien hoy hizo una alegación preacordada de culpabilidad por los delitos de agresión grave y de violación a la Ley de Armas tras la reclasificación de los cargos.

El acuerdo contó con el aval de la perjudicada a la cual se le extendió una orden de protección al amparo de la Ley 284-1999, conocida como, Ley Contra el Acecho en Puerto Rico, durante un año.

El Tribunal ordenó que se preparara un informe presentencia para determinar si la hoy convicta por confesión cualifica para que su pena sea cumplida bajo el régimen de sentencia suspendida por un período de siete años, informó el Departamento de Justicia.


Ramón Mejías está acusada por agresión grave, pero se le eliminó la modalidad de lesión mutilante y, en el caso de la Ley de Armas del artículo 6.06 (Portación y Uso de Armas Blancas), se reclasificó al 6.08 (Posesión de Armas de Fuego sin Licencia).

La imputada aceptó los hechos mediante un acuerdo con el Ministerio Público representado por la fiscal Teresita Del Rosario Morales Arteaga.

El juez determinó que debía permanecer con supervisión electrónica bajo la vigilancia del Programa de Servicios con Antelación al Juicio hasta tanto se dicte la sentencia condenatoria.

Los hechos que se le imputaron ocurrieron en la madrugada del 8 de octubre del año pasado cerca de un negocio en la intersección de la calle Sagrado Corazón con la Avenida Eduardo Conde, en Villa Palmeras, Santurce, en el que se vio involucrada en una disputa con otra mujer.

Según la querella radicada contra Ramón Mejías, a eso de las 5:30 a.m., la mujer, mientras estaba de pasajera en una guagua Ford Escape, color blanco, manejada por una amiga, reconoció a la comerciante, que está muy activa en redes sociales, y esta (Lisha) se le acerca al cristal manifestándole que lo bajara, que no le tenía miedo.

Presuntamente surgió un forcejeo y la querellante alegó que la agredieron en un brazo con un objeto cortante, que podría ser una botella de cristal rota, por lo que le tomaron puntos de sutura.